miércoles, 30 de octubre de 2013



Hoy hace trece años. Aquella mañana de lunes entraba a trabajar un poco más tarde, dábamos cobertura a la oficina de Londres y a mí me iba a tocar cubrir su horario de nueve a seis hora española. Llegaba un poco más tarde... no recuerdo por qué. Recuerdo que pensé cruzar la Avenida de Badajoz un poco más arriba para pasar por el cajero automático y sacar dinero, pero en el último momento cambié de opinión. Según cruzaba el paso de cebra oí un ruido, como una traca enorme. Miré hacia el cruce con Torrelaguna y vi, a cámara lenta, cómo un coche explotaba y volaba por encima de un autobús de la EMT. Una mujer cayó al suelo a mi lado. 

Maldije a los malnacidos que habían hecho estallar un coche al paso de un autobús. ¿Por qué un autobús? Vi a dos personas correr hacia allá y no pensé más. Jurando en hebreo llegué a la puerta del bus, alguien salía con  un herido, entré y ayudé a salir a una mujer joven que sangraba por la cabeza. Alguien, de una peluquería o un gimnasio o lo que fuese sacó una esterilla y la tumbamos. Me preguntó por su bolso y entré de nuevo en el autobús. No lo vi. Dos personas estaban junto al conductor. Su cara estaba destrozada por los cristales, que a modo de metralla, le habían golpeado de lleno. Está muerto, pensé. Alguien se puso a mover el autobús y me bajé a ver a la mujer. Me fijé entonces en el amasijo de  hierros que había sido un coche y que ardía en un jardín. Está muerto, pensé.

Oí entonces las primeras sirenas y alguien, un policía, nos pidió que nos largásemos de allí que el coche podía estallar de nuevo. El que trataba de mover el autobús solo consiguió que chocase con otro vehículo estacionado que ya ardía. Corrimos calle abajo hasta el semáforo en el que me sorprendió la tragedia. 

Me puse en camino a la oficina maldiciendo a los que lo habían hecho. Llegué y me puse a contar esto mismo, lo que había visto. Entonces me vino el bajón, no podía contenerme y me tuve que ir a casa. Tumbado en el sofá vi las noticias y me enteré de que en la masa de hierros que era el coche que había volado sobre el autobús habían muerto un magistrado del Tribunal Supremo llamado José Francisco de Querol y Lombardero, un  policía nacional llamado Jesús Escudero García y un conductor llamado Armando Medina Sánchez, que el conductor del autobús llamado Jesús Sánchez Martínez no estaba muerto, aunque sí muy grave. El pobre murió al cabo de una semana. Cuarenta kilos de dinamita habían hecho volar un coche por encima de un autobús segando cuatro vidas, aunque gracias a Dios el autobús iba prácticamente vacío.

Hoy hace trece años y desde entonces cada vez que oigo un petardo o una explosión lo recuerdo. Aunque yo tuve suerte y no me pasó nada, pero mucha gente no ha sido tan afortunada han muerto, han sido heridos o han perdido seres queridos. Mucha gente ha luchado contra los terroristas, ha ayudado a las víctimas. Lástima que nuestros políticos miopes y cortoplacistas desprecien esto, lástima que un gobierno cobarde un pusilánime desprecie a sus votantes y a las víctimas.


jueves, 24 de octubre de 2013

El rey desnudo



En el PP están muy contentos porque a pesar de todo lo que llueve (Marianico "el breve" dixit) Cospedal dice que se mantienen las distancias con el principal partido de la oposición. ¿Cómo congratularse de mantener las distancias con algo que se desploma? Es inexplicable ver cómo decepcionan a su "electorado natural" y lo mal que lo tratan incumpliendo con todo:

  • Subida de impuestos, cuando en la campaña electoral defendieron lo contrario,
  • Apuesta por las renovables, lastre para el sistema eléctrico español, a las que tanto criticaban antes,
  • Blandura excesiva con el terrorismo, el colmo ha sido la premura con la que han puesto en la calle a una etarra porque el tribunal Europeo de derechos humanos, ése al que nadie hace ni caso, lo ha dicho,
  • Posición inexplicable en torno al aborto, primero dijeron que cambiarían la ley, luego que no, luego que sí, ahora han bloqueado la medida propuesta por UPN de exigir que las madres vean una ecografía antes, luego Célia Villalobos surge como adalid del aborto,
  • Blandura excesiva con los nazionalistas catalanes con los que siguen con la táctica registrada de esperar para que el problema le estalle a otro y sacar réditos,
  • Política lingüística errática dependiente de dónde gobiernen y dónde no (inmersión en Galicia y Valencia, tímida oposición en Cataluña, oposición en distinto grado en según dónde).
¿Será que quieren evitar ganar al PSOE en las próximas elecciones? ¿Será que creen que sus votantes son tontos de los cojones y se lo llaman de distintas maneras? ¿Será que Marianico está desnudo?

viernes, 18 de octubre de 2013

La rabieta tiene un precio



Nos dicen que la deuda de Restospaña con Cataluña es de 9.376 millones. Ni 9.400, ni 9.300, ni 10.000. Exactamente 9.376 millones. Se trata de una cantidad respetable, nada menos que billón y medio de pesetas. Pero es algo menos de lo que ha tenido que enchufar el estado opresor, para que la nacioncita oprimida pague los sueldos de los funcionarios, meta algo de dinero en la sanidad... y pague el mantenimiento de embajadas y demás chiringuitos familiares en el extranjero. 

Nos dicen que esa deuda se debe atribuir a infraestructuras e inversiones previstas y no cumplidas. ¿Cuánto le deben las distintas administraciones, solamente en Cataluña, a proveedores? Se quejan amargamente de todo lo que paga en impuestos Cataluña y lo poco que recibe. 

Se dice también que el caso de Madrid es más sangrante que paga más de tres veces más y recibe algo menos que Cataluña. ¿Cómo madrileño me siento oprimido? No. Madrid, al igual que Cataluña, no paga impuestos: los pagamos los habitantes de Madrid y los habitantes de Cataluña. ¿Son distintos? Sí, según el municipio en el que te toque vivir pagas una cosa u otra, unos tienen suerte y viven en un municipio bien gestionado y pagan poco, otros viven en municipios mal gestionados (como Madrid) y les crujen de mala manera. Pero de esto no se quejan los nacionalistas. Según la comunidad en la que vivas, algunas han suprimido impuestos como la comunidad de Madrid y otras no. Pero de esto tampoco se quejan los nacionalistas. En cuanto al IRPF todos pagamos lo mismo... en realidad no: depende de la renta que tengas. Rentas más altas pagan más, rentas más bajas pagan menos. Existe además una progresividad que hace que las rentas más altas paguen más y las más bajas paguen menos o no paguen.

¿Qué es lo que ocurre? Que comunidades con renta per cápita más alta como Madrid, Baleares, Navarra o Cataluña tendrán más ciudadanos ricos que pagarán tipos más altos por rentas más altas y comunidades como Extremadura, Andalucía o Canarias tendrán más ciudadanos menos ricos que pagarán tipos más bajos por rentas más bajas. ¿Es injusto? Como le digo al de mi sucursal cuando presento la declaración de la renta "siempre es una sensación agridulce pago mucho, es que he ganado mucho; pago poco es que he ganado poco". Es lógico que comunidades con una gran población que además tiene muchos ciudadanos con rentas altas paguen más impuestos que otras con menos ciudadanos o rentas más bajas. Es lógico que las inversiones en infraestructuras lógicamente tiendan a favorecer regiones más desfavorecidas.

¿Se maltrata a Cataluña o a Madrid por eso? Supongo que si vives en Pedralbes o la Moraleja te indignará que pagues tantos impuestos para pagar unos servicios que no disfrutas y que se hagan inversiones en Badajoz, Soria o Jaén. Si eres originario de Soria y ves los pueblos abandonados, sin infraestructuras ni reales, ni previstas, con la única perspectiva de la despoblación y el abandono, las afrentas reales o imaginarias de nacionalistas catalanes y vascos, en cuyos territorios el "opresor" Franco construyó tanta industria y que se alimentaron del sudor y el esfuerzo de tantos emigrantes que salieron de las dos Castillas, de Andalucía, de Extremadura, de Galicia y de tantos otros lugares donde no se invirtió nada, me parecen melindres de un niño malcriado.

Melindres que tienen un precio: 9.376 millones. Mucho dinero para una rabieta, poco dinero para montar tanto jaleo.


miércoles, 16 de octubre de 2013

Carta desde el desierto




Ese desesperante viento… 
Octubre 2013 
Ruge el viento desesperantemente, como el silbido de un cuchillo que te taladrara el alma, no hay manera de guarecerse de la polvareda constante de esta infame jornada. Siento que los nervios están a punto de estallarme y quizá sea la veteranía misionera que dan los años junto a las muchas gracias derramadas, las que me dan tanto soporte y tanto aguante. 

Estoy sentado en uno de los escalones de la humilde escuela y no estoy haciendo nada de particular; pero me gusta mirar… contemplar… sobre todo ver a los pequeños jugar. Esos seres sin pretérito, ni melancolías, ni memorias por contar; pequeñas personas sin rencores ni prejuicios que nos puedan separar. 

A mi lado, sentada un escalón más abajo está la hermana; curtida mujer de Dios, con muchos años de misiones varias a las espaldas. Veo a esta extraordinaria mujer enhebrar la aguja mientras un niño se despoja del harapo de su camiseta de un color anaranjado desteñido con el logo de alguna prestigiosa universidad americana a medio borrar y se la alarga tímidamente para que le zurza el enjambre de descosidos. 

Miro… y veo como se miran el niño y la hermana… y pienso cómo será el corazón de una mujer que ha venido de tan lejos, dejando atrás una estela infinita de renuncias y sacrificios… para zurcir harapos en esta lejana misión africana. 

Me quedo mirando – asombrado – y es que el niño de moreno torso desnudo se ha sentado,- acurrucado diría más bien -, tan cerca de la religiosa que el velo de blanco inmaculado, como la vida de esta mujer, zarandeado por el viento, le arropa hasta que ha desaparecido completamente el niño. Preciosa metáfora improvisada de la Iglesia, que es madre y es hermana y a todos nos abraza. Un pequeño somalí junto a una misionera de vida entregada, arropados muy juntos el uno junto al otro, como paradigma imposible de quienes son testigos del Dios que no tiene nada. 

Remendar zurcidos, “sanar corazones desgarrados”, dirá el profeta… 

Allí sigo yo sentado y veo… 

…cientos de niños más que juegan y corretean detrás de los jóvenes voluntarios que han venido de España; me maravilla su entusiasmo, su generosidad y su incansable entrega. Veo en ellos lo más noble y lo más limpio que hay en la gente joven de todo tiempo y lugar, tan llenos de sueños y posibilidades, de esperanzas, y temores ante las incertidumbres de la imprevisible fragilidad del mañana. 

Y me miro a mismo, en ese escalón sentado y pienso para mis adentros con tanta andadura navegada, sobre vericuetos y tormentas en mi propia juventud gastada y me pregunto si a estas alturas, después de tanto remo en la tormenta y la calma, después de tanta boga y tanta brega, si en el zurrón de mi vida misionera pesarán más en la balanza de la vida, los recuerdos o los sueños; las nostalgias o las esperanzas. Pienso si en la pupila de mi alma, está la mirada puesta en el crepúsculo del implacable atardecer de una jornada que se acaba o en la alborada de un nuevo día, el de la eterna mañana. 

Y es que yo sí que tengo recuerdos agradecidos, aunque a veces revueltos como la polvareda de esta loca jornada… yo no soy como estos niños que únicamente tienen el mañana, cuya vida es presente continuo sin una brizna de nostalgia; yo sí que soy anamnesis agradecida al Dios de la vida, que todo me lo dio a cambio de nada. El Dios de las caricias, las ternuras y las gracias; el Dios de pobres, marginados y canallas; el Dios de aquellos a los que ya no les queda ni la esperanza; el Dios a contrapelo, radical y transparente… el Dios que sin decir, irradia…que si discursos rimbombantes a ricachones mundanos y adulantes, sienta en el banquete del Reino a cojos, ciegos y a tantos perdidos caminantes. 

Pero en un instante todo cambia… 

Oigo correr y el cuchichear de los médicos que atienden incansables de la fila interminables de mujeres ancianos y niños todas las heridas, de su cuerpo y de su alma; me levanto presuroso y me acerco a ellos, en el preciso instante en que de nuestro improvisado dispensario, sale una pobre madre somalí con un diminuto niño arropado en su rebozo. Más me asombra, extrañamente, la preocupación escrita en el rostro de los médicos que la mirada vacía y resignada de esta mujer cansada. 

No recuerdo su nombre, únicamente me dicen que no es de este pueblo, que ha venido caminando de lejos y que su hijo está muy grave, que la vida se le apaga. Me llama de nuevo la atención la intranquilidad de los médicos… ¿Quién sabe si regresará esta mujer mañana? 

Los temores se cumplen, como era de temer. No regresa y la intranquilidad de médicos y enfermeras se palpa aun en medio del incesante ir y venir de enfermos aquejados de una interminable letanía de males. Preguntan por ella, nadie sabe nada, no es de aquí… 

Hasta que por fin aparece una señora que dice saber de su clan y de su choza… y en ese momento algo se dispara en mi cabeza… y no me lo pienso dos veces…de entre el racimo de niños que se arremolinan en torno a la hermana esperando su turno para ver remendados los rotos de sus ropas y recibir una dosis inmensa de cariño… agarro literalmente a la hermana por la manga del hábito y le digo, más bien le grito: “come, let´s go, we must find that child or it´s going to die!”(¡ven, vamos, tenemos que encontrar ese niño o se va a morir!)… 

Desde atrás del todoterreno la voz de la mujer somalí me va dando indicaciones de por dónde ir a la choza de la mujer, el camino se me hace interminable; senderos, vericuetos, quiebros imposibles en la calzada; senderos de arena, lodazales que ponen a prueba todo lo que sé de conducir… de pronto, se estrecha la senda entre un desfiladero tupido de arbustos típicos del desierto con púas y espinos que arañan la pintura del vehículo que parece que lo van a dejar en carne viva; no me inmuto, sigo con el pie adherido al acelerador… Tengo que encontrar a esa madre y a ese niño ¡cueste lo que cueste! Al niño le va la vida… ¡y a mí también! 

Tras lo que parece un viaje interminable damos por fin con la miserable choza y sin más preámbulos o protocolos atravesamos la empalizada de ramales directamente al interior. No se ve nada, el sol nos ciega y abrasa pero ahí está la madre con el niño; tiene al criatura en el entrecruzar del ante brazo mientras torpemente trata de darle a beber de la botella de suero que los médicos le habían dado ayer… 
La hermana es la que sabe lo que hay que hacer, está justo delante mío mientras trata de explicarle a la madre la gravedad de la situación; en ese instante se gira hasta quedar la hermana frente a mí con el niño envuelto en el escapulario del hábito; la miro la fracción de un instante y veo que esa criatura lleva la muerte escrita en el rostro; la madre sigue ahí aturdida por el miedo, el dolor y la resignación ante tantas miserias como le ha deparado la vida. 

Sin dudarlo, subimos a la madre y a nuestra guía en el vehículo, la hermana abrazada al niño… veo por el retrovisor que la hermana reza, me llama la atención que no reza con los labios, sino que toda ella reza, con todo su ser, ¡que todo ella es oración…! y yo sólo tengo ese retrovisor para salir de ahí, el vehículo totalmente empotrado entre dos muros de ramas de espinas punzantes. Si ya era difícil llegar, salir de allí y maniobrar todo ese largo trecho marcha atrás perecería imposible… Yo también rezo, algo grita en mis adentros, grito mi oración como un susurro mirando fijamente el retrovisor… La veo a ella que perfora al niño con la mirada y veo la senda por donde pretendo salir… 

Marchamos hacia el hospitalillo de Kalafo. Cruzamos el pueblo dejando una estela de polvo que a todos embadurna a nuestro paso, las gentes se vuelven a mirar ante tan extraño espectáculo. Freno en seco al llegar al cochambroso centro médico y las puertas todas se abren simultáneamente como un estallido… Buscamos a los enfermeros, al personal ¡a quien sea, alguien que nos pueda ayudar!… no hay médicos en Kalafo. Nunca los ha habido. 

Nos abalanzamos hacia la puerta destartalada donde adivinamos que dice en somalí “Emergencias”; la hermana, que lleva más de treinta años “ejerciendo la medicina” sin ser médico ha traído su equipo portátil; acuestan al bebé aún envuelto en una tela mugrienta multicolor que tiempo atrás debió ser ropa de su madre; yo estoy apoyado contra la pared, tengo un nudo en la garganta y siento un deseo incontenible de llorar… 

Sientan a la madre en una silla coja de plástico verde y comienza a llorar; me asombra su serenidad, es la viva imagen de todas estas gentes para quienes la vida es un milagro, y estar vivo una excepción, donde la existencia se esfuma de puntillas tan improvisamente como llegó. 

En el lado contrario de la sala la hermana y dos asistentes sanitarios más, parecería que están descuartizando al niño, en realidad, cada uno por una parte diferente de la criatura luchan contra reloj por encontrar donde colocar una vía, el niño es diminuto, apenas dos meses de vida; buscan en las venas de la cabeza, los brazos, los pies… Miro al pobre niño y me parece estar viviendo una estación del via crucis… el niño no se mueve, no llora, apenas si respira, verlo ahí tumbado es como ver colocar a Cristo sobre el madero tosco de la cruz… Pasan los minutos, es evidente que el niño padece no solo anemia y desnutrición extrema, está enfermo de malaria cerebral… Y se va a morir en cualquier momento… 

Todos pinchan y pinchan, hurgan aquí y allá; yo rezo desesperado viendo como la vida de esta criatura se va escapando, deslizando por entre los dedos del personal… 

Me acerco a la madre, le pongo una mano en la cabeza y con la otra trato de acariciarle la cara, la tomo de la mano y poco a poco la mujer se va serenando hasta que deja de llorar. No puedo ni imaginarme la angustia y la soledad que debe llevar en el corazón; qué punzón ardiendo no debe tener clavado en la boca del estómago… 

Mientras susurro mis rezos, miro a la madre y a otras dos señoras que se han acomodado a nuestro lado y me pregunto qué pensarán de un sacerdote católico y una religiosa que luchan con mucha más pasión y empeño que su propia gente por salvar la vida de este niño. ¿Será este momento que estamos viviendo lo que es de verdad evangelización? 

En eso la hermana, sin dejar de pinchar pregunta si tienen suero ¡sí que tienen! nos dicen milagrosamente. Abren un viejo armario oxidado, y de una caja rota de cartón, debajo de un unos folios, batas sucias de hospital y no sé cuánta más cochambre, sacan una botella de suero… No me acabo de creer nuestra suerte… ¡pero resulta que no tienen el equipo que conecta la bolsa de suero a la canícula que va directamente a la vena! 

Salgo corriendo como alma en pena del hospitalillo y empiezo a recorrer de un lado a otro los callejones y tugurios en busca de la “farmacia” en mi mal chapurreado somalí. Qué cara de angustia no me debió de ver el hombre que literalmente me alarga un puñado de tubos de plástico y más agujas intravenosas. 
Corro de vuelta al hospital con un nudo en la garganta pensando si tanto esfuerzo y tanta angustia como llevamos encima en esta mañana misionera habrá servido para algo… Y cual no es mi sorpresa, cuando veo atravesar la reja del portón de la entrada, la gigantesca sonrisa de la hermana al tiempo que me grita: “We did it! We did it! In the head… thank you Jesus!” (¡Lo conseguimos, lo conseguimos! En la cabeza. ¡Gracias Jesús!). 

Era ya cerca de medio día, tenía que volver a la escuela donde seguía en plena función el campamento de más de doscientos niños y las labores de dispensario con tantos enfermos como estaban aún atendiendo los médicos. 

Llegué a la escuela y me senté de nuevo en el escalón… se fueron acercando los niños, los más chiquitines y se fueron arremolinando a mi alrededor. 

Sigo ahí sentando, pienso en ese niño que acaba de estrenar la vida y no ha conocido más que el incomprensible sufrimiento de los inocentes, de quienes no entienden nada… Pienso en su pobre madre y en por qué la vida ha sido tan injusta con ella… y pienso también por qué ella ha tenido la increíble surte de haberse encontrado con un grupo de cristianos, de misioneros a quien su hijo, si sobrevive, le debe la vida para siempre. 

¿Por qué este niño y esta madre han tenido tanta suerte y tantos otros niños y tantas otras madres no han tenido a nadie que les socorriera? 

Siento como del estómago me surgen a borbotones tantas preguntas… 

¿Por qué no hay médicos en Kalafo ni medicinas, ni hospitales dignos de personas humanas (ni aquí ni en miles de kilómetros a la redonda)? 

¿Por qué hay tanta gente en la Iglesia que no hace nada? 

Siego en ese escalón sentado y veo a esos pobres niños corriendo detrás de unos jóvenes blanquitos que hoy con todo el amor de su corazón se lo dan todo a estos chiquillos pero mañana se habrán marchado a su lugar, a vivir su vida, y aquí quedarán estos pobres niños, sin nada, solos con su soledad… Niños para quienes el futuro no existe; para quienes el mañana no será mejor; vidas absurdas, indignas de seres humanos de toda clase y condición. 

¿Por qué hay niños que lo tienen todo y niños que no tienen nada? ¿Quién les explicará a ellos el sentido de la vida? ¿Quién podrá explicarles de manera que lo puedan entender para qué vinieron a este mundo? ¿Quién les explicará por qué la vida ha sido tan tacaña con ellos…? 

Pienso en tantos católicos en España y en tantos otros lugares de nuestra bendita cristiandad que no hacen nada o que podrían hacer mucho más… Y me indigna tanta injusticia contemplada con tanta pachorra, con tanta modorra, con tanta calma… 

Cuando la vida se acabe ¿qué dirá Dios de nosotros que recibimos la gracia de la fe y el Santo Evangelio? Que alegaremos los Epulones en el día del recuento final ante tantos Lazaros en la puerta del Reino, que nos recordarán que nosotros tuvimos todas nuestras riquezas en la tierra y por eso llegamos como pordioseros a las puertas del cielo… 

Vuelve a soplar el polvo infernal, entra por todas las rendijas del cuerpo y del alma… y le pido al Dios Bendito, el Dios que anda por estos arenales cubierto de mi mismo polvo, que me dé aguante, que me dé aguante para llegar hasta el final sin rendirme jamás. 

Pienso en tanta gente que piensa para sus adentros que yo no debería estar en esta misión, que es una pérdida de tiempo, que podría estar haciendo cosas mejores, predicando a no-sé-qué gente, no-sé-qué sermones… ¡Qué estoy malgastando mi vida! Y es que en el fondo, lo que piensan es que esta gente no vale nada, no se merecen nada… 

En cambio, yo les veo jugar en la polvareda o en el lodazal y no veo sino cristos rotos, abandonados, pequeños cristos inocentes clavados al madero de una vida infernal… Y sólo pido ojos para contemplar… 

Me río cuando pienso cómo se han puesto de moda las palabras de nuestro Papa Francisco: “pastores con olor a oveja”… y me río porque yo llevo oliendo a haitiano y a somalí muchos, muchos años… 

Oler a haitiano es oler a Cristo… 

Oler a somalí es oler a Cristo… 

Yo sigo ahí sentando en el mismo escalón mientras uno de los pequeñines que solo lleva una camiseta de muchas tallas de más por todo vestido, de un ocre indefinido, que me tira de la mano para que me levante y vaya con los más chiquitines a jugar… Y en ese momento caigo en la cuenta de que mientras haya un niño que me tome de la mano y quiera jugar conmigo, “este pueblo será mi pueblo y su Dios será mi Dios”. 

Termino de escribir pero… 

Sigo sentado en ese escalón y miro… y veo a Dios jugar con los niños del arenal… y pienso en lo afortunado que soy, y doy gracias al Dios que me sonríe y me dice que no malgasta la vida quien juega con los niños envuelto en este viento infernal. 

Os bendice y os pide oraciones. 

Padre Christopher 

Para colaborar, aquí tenéis los datos. 

Titular: Fundación Misión de la Misericordia 
Entidad: BANKINTER 
Número de Cuenta: 0128-0014-73-0100029293 
Iban: ES0801280014730100029293 
Código SWIFT o BIC: BKBKESMMXXX 

martes, 15 de octubre de 2013

Pido perdón



Pido perdón por los mártires, porque ellos tenían una Razón para morir, mientras que sus pobres verdugos solo tenían la sinrazón. 

Pido perdón porque ellos marcaron con su sangre un valiente camino que, nosotros, sus Hijos en la fe no nos atrevemos a dar muchas veces. Aunque a ellos los disparaban con fusiles y a nosotros con tópicos y desprecios.

Pido perdón por no alzarme contra esos tibios que desde dentro de la Iglesia predican la equidistancia o sirven a dos amos.

Pido perdón por haber traicionado su memoria con mi voto. Por no reclamar a los gobiernos de España más respeto, más tolerancia y más coherencia.

Pido perdón por mis cobardías de cada día. Por no saber dar testimonio como ellos hicieron y como hacen otros hermanos. 



jueves, 10 de octubre de 2013

Esto suena mejor, pero...


Estimado Percival,

He leído la última entrada de tu blog y esto se acerca un poco más a lo que yo, en mi humilde opinión,  creo que necesitamos en España. Simplemente chequea entradas en los blogs de Elentir o Archipiélago Duda y verás una propuesta más sólida que la tuya. No te lo tomes a mal, me parecen bien tus propuestas (sobre todo viniendo de alguien de, disculpa el término, la casta política), pero son muy pobres. 

Sí, está muy bien que los políticos tengan más responsabilidad de cara a sus votantes. Pero no creo que las circunscripciones uninominales cambien eso. ¿Porqué? Porque en determinadas circunscripciones la gente votará al candidato que ponga determinado partido, piensa en un pueblo andaluz en el que parte de la población depende de peonadas del PER, piensa en lugares como Madrid capital... Es más un problema de cultura política: en España no hay casi votantes, hay hooligans de uno u otro partido. Tampoco hay políticos que defiendan un programa, hay legionarios que, salvo para mover la silla del que está por encima en el partido, no se mueven de lo que les marcan.

Sí, está muy bien eso de que el que la hace la paga. Pero, ¿cómo conseguir eso cuando los jueces de las instancias superiores de la justicia son elegidos por los partidos políticos? Es un hueso tan sabroso que ningún partido querrá soltarlo.

Sí, está muy bien la reducción del gasto público, de la presión fiscal y la burocracia. Pero, ¿qué significa una reducción? ¿Una pequeña poda o la desaparición del estado de las autonomías? ¿Y la presión fiscal significa bajar de los niveles de Dinamarca (en términos de PIB per capita reales) o bajar hasta niveles de países con rentas per capita similares al nuestro?

Sí, está muy bien eso de democratizar la estructura interna de los partidos. Pero, la democracia interna no lo es todo. Tal vez es más importante el compromiso de defender unos principios incluso aunque eso  signifique no formar parte del gobierno. 

Sí, está muy bien la financiación voluntaria de partidos. Pero, debería haber auditorías externas muy rigurosas para evitar la financiación ilegal de los mismos y que el ser miembro de un partido, un sindicato o algún tipo de gobierno (local, autonómico o nacional) sea un agravante en el caso de ser condenado por un delito económico o de tráfico de influencias.

No me malinterpretes, me parecen muy bien tus propuestas y un enorme salto en relación con lo que propuso Esperanza Aguirre y que tanto te gustó, pero son insuficientes. Poco más que un lavado de cara.

Atentamente, 
Russell

lunes, 7 de octubre de 2013

La tragedia de Lampedusa



La semana pasada se produjo una terrible tragedia en la Isla de Lampedusa. En realidad simplemente un naufragio más, un grupo de muertes más que añadir a todas esas muertes que se producen en el Mediterráneo. Leía hace poco que solamente en el Estrecho en la última década se habían producido más de veinte mil muertes. Muertes que solo parecen interpelarnos cuando se produce una catástrofe como la de la semana pasada y por un breve periodo de tiempo. Las conciencias pueden estar tranquilas: como en anteriores ocasiones, pronto lo olvidaremos.

Se preguntaba el padre Jorge González en su blog qué podríamos hacer para evitarlo. Las respuestas en la mayoría de los casos se limitan a controlar la inmigración, favorecer la inmigración, enviar dinero a esos países, controlar las mafias... tan sólo un osado proponía algo más concreto y aparentemente más eficaz: liberalizar el comercio, especialmente en productos agrícolas. Las críticas, que se pueden seguir en los comentarios del propio blog, iban todas en la misma dirección: una desconfianza en la iniciativa privada directamente proporcional a la confianza ciega en la  intervención estatal o de organismos supranacionales. Confianza que podría entender en alguien con mentalidad estatalista (socialista, comunista o fascista) pero no en un católico. ¿El Evangelio nos llamaba a repartir nuestros bienes a los pobres o a elegir a alguien que nos quitase nuestros bienes para repartirlos según su criterio? El mecanismo para paliar su situación es la Caridad cristiana, no el estado del bienestar, y el mecanismo para solucionar su situación es la justicia y el libre comercio, no el estado del bienestar. 

Los sistemas tradicionales de ayuda, o lo que es lo mismo, enchufar cantidades ingentes de dinero para que nuestros gobiernos y los de los países destinatarios los repartan no funcionan


Lo repetiré una vez más: no funcionan.

Es un negocio del que se beneficia mucha gente, tanto en el primer mundo (agencias de cooperación, ONGs que no son tan NGs, ministerios, comunidades autónomas, ayuntamientos, partidos políticos, sindicatos...), como en el tercero (gobiernos locales, mafias locales, ONGs que no son tan NGs, cooperantes...). Pero no van a la raíz del problema ya que pretenden paliar la situación de los pobres sin que dejen de ser pobres en vez de impedir que sean pobres.

Por no mencionar el problema de las subvenciones agrarias que no deja de ser más que un mecanismo por el que nuestros políticos compran los votos de los agricultores a cambio de subvenciones que condenan a la pobreza y a la miseria a los agricultores de países menos poderosos. Si esto lo lee algún agricultor y le molesta... lo siento, pero es así.

En los comentarios a la entrada de Don Jorge y en los de cualquier blog en el que se discuta esto los argumentos son los mismos. Que si las compañías fruteras que se hacen con el control de países enteros gracias al libre comercio, que si los salarios que pagan las multinacionales son ridículos, que si esos agricultores no tienen medios...

El problema no es que lleguen compañías fruteras extranjeras que se hacen con los terrenos, el problema es que si no es a través de esas compañías fruteras no pueden exportar por las políticas proteccionistas europeas y americanas. El problema no es que multinacionales europeas y americanas paguen unos pocos dólares por el mismo trabajo por que el que aquí pagan miles, el problema es que esos pocos dólares son el salario más alto al que pueden optar porque no se les permite comerciar con nada más que con su trabajo basura. El problema no es que los agricultores del tercer mundo no tengan los mismos medios que los del tercer mundo, el problema es que no les dejan hacer otra cosa.

Los dramas de Lampedusa y del Estrecho acabarán cuando los jóvenes de los países del tercer mundo no vean como una alternativa aceptable para ganarse la vida el jugársela en una incierta travesía para acabar mendigando en nuestras calles.


jueves, 3 de octubre de 2013

De dinosaurios y hombres


Todavía lo recuerdo. Estaba a punto de confirmarme y ése había sido el texto que había usado Antonio, el catequista. Con lo que había ahorrado de mi paga fui a San Pablo y lo compré: "Ser cristiano" de Hans Küng. Me lo bebí nada más llegar a casa. En mi rebelde adolescencia fue una luz. Luego seguí leyendo cosas suyas, hasta que fueron entrando otros autores. Guardini, Ratzinger, Chesterton... y me di cuenta de que la mercancía de Küng era siempre la misma y que olía un poco a rancia. 

Pasaron los años y seguía oyendo hablar de él, de su rebeldía de abuelo cebolleta, de su filosofía de todo a cien, de su ecumenismo paniaguado... el mito del adolescente había mostrado sus miserias y no era capaz de taparlas. Críticas al magisterio y al papado desde la soberbia de creerse infalible porque sí, porque él lo vale.

A pesar de todo eso me apena que no sea capaz de afrontar con dignidad el final que le espera, que a pesar de su demagogia no haya sido capaz de rodearse de gente que haga que su vida valga la pena vivirla a pesar del Parkinson. El gesto de plantearse el suicidio se me asemeja al del dinosaurio que, para no sufrir corre para ponerse justo debajo del cometa.

Espero que al final no lo haga y no le dé definitivamente la espalda a ese Dios que fue degradando hasta hacerlo irrelevante ante su figura de dinosaurio achacoso.