domingo, 9 de febrero de 2014

Mucho buenismo y pocas soluciones

Don Jorge,
Esto es una respuesta a su entrada, en realidad es más un comentario extenso. Como ya he comentado alguna vez junto a mi centro de trabajo suele pedir un hombre joven de origen africano. No va mal vestido y desde hace algún tiempo veo que dispone de un teléfono móvil. ¿A qué ha venido a España me suelo preguntar? No tiene un trabajo digno, aunque parece que su actividad actual le reporta beneficios. Probablemente envíe a su país de origen algo de dinero que llegará con el mensaje de "venid para acá que se puede ganar mucho más dinero que allí y sin sudar". ¿Al darle dinero realmente le estamos ayudando o no estaremos acaso fomentando que otros se arriesguen en el camino y mueran? 

Se me ocurren muchas objeciones al buenismo que denuncia, pero me centraré en dos:

No creo que la solución a los problemas de ese hombre, de los que se acumulan en la frontera en Ceuta o en Melilla y los de los países de origen se solucionen con un papeles para todos. No voy a apelar al argumento de que "somos un país con más de un 25% de paro en medio de una tremenda crisis", supongamos que eso es accesorio que pudiésemos asumir el coste de subvencionar la alimentación, el alojamiento y la sanidad de una población el doble que la nuestra ¿Estaríamos ayudando a sus países de origen? No, se vendría a España todo aquel que pudiese completar el camino, los mejor formados, los más emprendedores. De vez en cuando enviarían un poco de dinero con el que sus familias sobrevivirían un poco mejor. Pero esos países seguirían con las mismas infraestructuras, los mismos gobiernos corruptos (corrompidos por las ayudas gubernamentales), sus agricultores seguirían sin poder exportar bloqueados por las políticas proteccionistas de las políticas agrarias comunes y encima se habría largado del país la parte de la población más emprendedora y joven. A cambio de tener nuestras calles de gente viviendo de nuestra caridad estaríamos matando el futuro de otros países.

Otro problema que le veo a ese buenismo es que en la caridad hay que ejercerla usando lo de uno. Yo puedo y debo, según mi conciencia, ser caritativo con lo mío, si lo soy con lo de todos ¿no estaré extorsionando al que no quiere serlo en la misma manera que yo? Si además lo soy usando lo que ese tercero necesita, ¿no estaré robando?

¿Soluciones? Se me ocurren varias y más eficaces que el buenismo: acabar con las políticas agrarias comunes europeas, liberalizar el comercio y permitir que los productores agrícolas de esos países puedan exportarnos sin las trabas que les ponemos para proteger a nuestros agricultores. Deberíamos reconvertir nuestro sector agrario a otros sectores más competitivos entonces. Que ellos nos vendan tomates, plátanos y trigo y nosotros a ellos tractores, herramientas y medicinas.

Un saludo

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