Si hay algo que odio cuando estoy discutiendo acerca de algo es el uso de etiquetas. Suelen ser un refugio cómodo cuando se acaban los argumentos. El caso más habitual es cuando discutes con un regre y se siente acorralado surge espontáneamente la palabra fascista. No te digo ya si te identificas como católico, en ese caso lo de carca, hipócrita o meapilas no te lo quita nadie. Ocurre además otra cosa: si la etiqueta está puesta, no importa el argumento que se use. Si han puesto la etiqueta de que la Iglesia es rica y ostentosa y no destina nada a los pobres, pues la etiqueta se queda aunque menciones a los misioneros, la labor de Cáritas o la miseria que cobran sacerdotes y obispos.
Pero me duele cuando desde las que considero mis filas se cae en lo mismo. Sobre todo cuando se hace forma un poco irresponsable y con poco rigor. Hoy me he encontrado con esto: "El arzobispo Müller. contra el capitalismo neoliberal y contra la mala teología de la liberación". Pues será Arzobispo y prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, pero o ha hablado sin pensar o con muy mala fe (ésta en minúsculas). Lo del palabro "capitalismo neoliberal" es ensañamiento, usa capitalismo que suena mal a la mente regre (sí, será Arzobispo y Prefecto, pero también es regre; los hay en todas partes ¡qué le vamos a hacer!) y lo acentúa con lo de "neoliberal". Nunca he sabido muy bien a qué se refieren con lo de "capitalismo neoliberal", aunque sospecho que se refieren ase híbrido de economía de libre mercado con economía dirigida desde organismos internacionales no elegidos por ciudadanos que padecemos. En este caso le doy toda la razón del mundo, las políticas agrarias comunes europeas han beneficiado a los agricultores de Europa pero han sido devastadoras para los agricultores de los países del segundo y tercer mundo, las políticas económicas de generación de burbujas con dinero público, de políticas expansionistas sin el freno del mercado y demás lindezas que debemos a euroburócratas y sátrapas locales son las responsables de la crisis en la que seguimos hundiéndonos.
Si es a eso a lo que se refiere, puedo aceptar el término capitalismo, pero nunca sería algo relacionado con lo que podría ser la interpretación liberal de la economía ("capitalismo burocrático", "capitalismo híbrido"). En cuanto a la otra mitad, sospecho que la parte de liberal va por el liberalismo filosófico del XIX que nada tiene que ver con la escuela liberal (algunos usan neoliberal para distinguir) austriaca, pero que viene al pelo para descalificarla. Escuela que en sus planteamientos económicos (basados en la neoescolástica española del siglo de Oro) no creo que contradiga la doctrina social de la Iglesia. Libertad económica, de movimientos, de pensamiento, respeto por la propiedad privada, estado mínimo que no se entrometa en la vida de los ciudadanos, marco jurídico estable que salvaguarde lo anterior... no sé si me dejo algo.
Lo malo es que sigue y condena también la "mala teología de la liberación". Lo de "mala" es importante porque a diferencia del "capitalismo neoliberal" que es siempre malo hay una teología de la liberación mala y una buena. ¿Cuál es la buena? Supongo que la que ha conseguido vaciar las iglesias de Hispanoamérica y empujar a los fieles a las sectas protestantes no es. Pero es que esto es lo bueno de las ideologías regres. El marxismo, el socialismo, el comunismo... la teología de la liberación, no deben ser juzgadas por los resultados que han cosechado cuando se han puesto en práctica, sino por sus intenciones. Es el reverso del argumento de la riqueza de la Iglesia y de Cáritas. Una buena etiqueta vale mucho.
Para horror mío me he encontrado luego con esto: "El Papa denuncia que la crisis económica en Europa es fruto del capitalismo salvaje". La noticia cita estas palabras: «Un capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del beneficio a cualquier coste, del dar para obtener, del provecho sin mirar a las personas... y los resultados los vemos en la crisis que estamos viviendo». Digo lo mismo que ante las palabras del Arzobispo Müller ¿a qué nos referimos con lo de capitalismo salvaje? Una cosa es denunciar las consecuencias de una degradación moral en Europa que se ha puesto de manifiesto en cuanto ha estallado una crisis de entidad y otra el emitir juicios económicos sin tener idea. El Papa es infalible, pero no en todos los aspectos de la vida. No dudaré en aceptar que me diga cómo debo comportarme a la luz de la Fe, pero ni me pondría en sus manos para una operación del corazón, ni me parecen de rigor sus juicios en materia económica.
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