Pido perdón por los mártires, porque ellos tenían una Razón para morir, mientras que sus pobres verdugos solo tenían la sinrazón.
Pido perdón porque ellos marcaron con su sangre un valiente camino que, nosotros, sus Hijos en la fe no nos atrevemos a dar muchas veces. Aunque a ellos los disparaban con fusiles y a nosotros con tópicos y desprecios.
Pido perdón por no alzarme contra esos tibios que desde dentro de la Iglesia predican la equidistancia o sirven a dos amos.
Pido perdón por haber traicionado su memoria con mi voto. Por no reclamar a los gobiernos de España más respeto, más tolerancia y más coherencia.
Pido perdón por mis cobardías de cada día. Por no saber dar testimonio como ellos hicieron y como hacen otros hermanos.
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