viernes, 13 de septiembre de 2013

Inmigración y Demagogia



Creo que fue en Venecia, no le saqué foto y no lo recuerdo, pero vi una pintada en la que se representaba un desierto por el que caminaba gente harapienta y hambrienta hasta una pared rota por la que entraban en Europa donde eran acogidos por ciudadanos europeos. El drama de la inmigración se presta a esa demagogia, parece que la idea de que acoger en el primer mundo a aquellos lo suficientemente jóvenes, fuertes y decididos como para llegar hasta aquí es lo mejor que se puede hacer para ayudar a los que se quedan allí. Parece que lo único que se puede hacer es complementar eso con un poco de ayuda. Nunca se habla de justicia, de amor.

¿A qué viene esto? Estos días el Papa Francisco hizo las siguientes declaraciones: 

los conventos vacíos no le sirven a la Iglesia para transformarlos en albergues y ganar dinero. Los conventos vacíos no son nuestros, son para la carne de Cristo, que son los refugiados


Ante lo que todo el mundo se ha desatado en declaraciones similares, como si el problema del tercer mundo fuese que se cobijase a los inmigrantes ilegales o no en edificios infrautilizados de la Iglesia. Realmente les habremos ayudado cuando hayamos permitido que sus países sean capaces de ofrecer a sus jóvenes oportunidades para ganarse la vida allí. La opción sentimentalista de acoger inmigrantes y más inmigrantes solo conduce a que nos estemos alimentando de la juventud de esos países. Antes de hablar de conventos poco ocupados hablemos de las políticas agrarias europeas, del proteccionismo,... Y sobre todo no torzamos el sentido a las palabras del Papa.

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